Una característica muy común de los niños de 8 años es que empiezan a tener interés en reglas, lógica y fairness. Me gusta más como suena esta palabra en inglés. Fairness es justicia, honradez, honestidad, conciencia, rectitud…
Tengo a dos en esas fases, Grace pronto cumple ocho años y Edu tiene 8 ahora a punto de cumplir 9. Ya hacia los 9 años, lo voy viendo en Edu, empiezan a ver el mundo más grande, incluyendo estos asuntos sobre justicia y fairness. A los 8 años, los niños son unos entusiastas llenos de energía, tienen sentido del humor, les gusta hablar y explicar sus ideas, le encanta trabajar en equipo, están llenos de chispa, escuchan bien aunque no siempre se acuerden de lo que han oído, son imaginativos, creativos, trabajan rápido, juegan duro, se adaptan muy bien al cambio, se recuperan enseguida de errores o decepciones, puede que se den por vencidos intentando algo, pero inmediatamente, quieren intentarlo de nuevo, les encantan los retos…
¡Qué edad más maravillosa!!
A lo que voy es que, cuando somos adultos, nuestras características varían y con ellas nuestra idea de fairness. Pensamos demasiadas veces que el mundo es injusto, que la vida es injusta y que por eso nos suceden cosas malas. A no ser que todo nos vaya increíblemente bien, tengamos todo lo que queramos y ganemos en todo, tu vida te parecerá injusta. A veces he pensado que si la vida fuera justa, lo tendría absolutamente todo porque trabajo duro, soy buena, hago las cosas a buena fe, intento ayudar….pero veo que el problema no es que la vida sea injusta, es que nuestra idea de justicia de mayores, esa que empieza a desarrollarse sobre los 8 años, es la incorrecta, porque la vida juega con otras reglas.
¿Te imaginas que la vida fuera justa con todo el mundo? Solo existiría la Ley de Murphy para los malos, las personas buenas vivirían largas y felices vidas, ninguna relación terminaría a no ser que ambos murieran a la vez…
Desde pequeños, en nosotros tenemos la idea innata sobre lo que está bien o mal y esperamos que la vida obedezca y se ajuste a esto. Pero la realidad es indiferente a esto y podemos querer a alguien con toda nuestra alma, pero ese alguien no sienta lo mismo, podemos trabajar durísimo, pero no conseguir el ascenso, podemos perdonar de corazón y no ser perdonados…etc…
Nosotros nos juzgamos por lo que pensamos…soy buena, me tienen que pasar cosas buenas…pero la sociedad nos juzga por lo que hacemos, no por lo que pensamos nosotros, nos juzga por el impacto que tenemos en el mundo y en la cantidad de personas a la que impactamos, no por la calidad de lo que hayas hecho. Da pena pensar que el sentido de honor y amor que podemos tener dentro de nosotros, no cuente para la sociedad, que tristemente nos premia según la perspectiva egoísta de los demás. Somos juzgamos por la sociedad por lo que tenemos la habilidad de hacer y la cantidad de gente a la que podemos llegar. Y si esto no lo aceptamos, nos parecerá que la vida es injusta.
Puedes salvar la vida a una persona y ser un héroe pero si encuentras la cura al Alzeimer pasas a la historia en este mundo. Por suerte, de sabios es saber juzgarnos a nosotros mismos antes que a nadie más. Siempre es fácil ver los defectos ajenos y no los propios, es siempre más fácil destruir que construir.
Tampoco nos enseñan de pequeños, que la vida es una pura competición; no te lo enseñan, es más te dicen lo contrario….pero la realidad es que lo es…notas, status, trabajos, quien baila mejor, corre más… De mayores preferimos no darnos cuenta de ello, de hecho, constantemente nos recordamos unos a otros que solo estamos en competición con nosotros mismos, pero en realidad ¡esto nos hace esforzarnos aún más! Si la competición no importara, nos dirían de niños cuando estamos en apuros que nos diéramos por vencidos. Gracias a Dios, a pesar de esta constante competitción que no podemos negar que existe, las personas prosperamos, crecemos, sacamos todo nuestro potencial del interior y somos felices.
Sé justo contigo mismo y en tu vida, puede que no obtengas ningún premio, pero te dará la paz que necesitas para sacar el héroe que llevas dentro.